Las primeras huellas de civilización en territorio peruano datan de hace cinco mil años. Y las excavaciones no solo han descubierto templos y palacios sino también piezas textiles que en su tiempo vistieron a gobernantes, sacerdotes, guerreros y el poblador común. Lo que llama la atención es su calidad, que reflejaba que los antiguos peruanos prestaban especial atención a su indumentaria. Algodón y fibra de alpaca, un camélido que fue domesticado a partir de la vicuña, fueron los insumos principales de una actividad que era practicada por artesanos cuyos conocimientos y técnicas se transmitían de padres a hijos.




Sorprendente.- Los mantos de la cultura Paracas, que surgió mil quinientos años antes que el Imperio Inca, ostentan la maestría alcanzada por los tejedores del pasado. Aún hoy es posible apreciar las depuradas técnicas aplicadas en su manufactura y los colores lucen tan radiantes como en la época en que cubrían a sus dueños. El secreto, aseguran los expertos, fue el uso de tintes que eran obtenidos de fuentes vegetales, minerales y animales, y sometidos a complejos procesos de acondicionamiento para su uso.

Perdurable.- Los Incas tomaron lo mejor de cada cultura que conquistaron y lo perfeccionaron, con lo cual hicieron posible que actividades como la textilería se enriqueciera con aportes provenientes de todo el Tahuantinsuyo.

Creatividad.- ¿Qué hace que los confeccionistas de trajes tradicionales realicen verdaderas obras de arte? Ya mencionamos que la mezcla de culturas tiene mucho que ver. La herencia también cuenta, porque el ingenio y la inventiva no surgen por generación espontánea sino que son algo innato. Un don, si se quiere

Inspiración.- De lo tradicional a lo vanguardista. Este proceso que a primera vista parecería complejo, se torna simple en las manos de los maestros peruanos. Es que el talento incentiva la inspiración y los jóvenes están sacando provecho del acervo de estilos para transformarlos en diseños modernos y originales. Y las fuentes de esa inspiración son innumerables. Provienen de la costa, la sierra y también de la selva, donde destaca el kené, que más que un estilo, es la forma en que los shipibo conibo conciben su mundo.




La industria textil y de confecciones del Perú ofrece al mundo de la moda su rápida capacidad de reacción ante los pedidos en un corto periodo de entrega y el esmerado acabado de las prendas. Los empresarios han logrado ir a la par con las exigencias del mercado internacional en términos de precio, excelencia en la manufactura y tiempo de entrega.

El Perú concentra el 80% de la producción mundial de fibra de alpaca (prima hermana de la vicuña), pero más que la cantidad, lo que distingue a la alpaca peruana son valores intrínsecos como la suavidad, adaptabilidad al teñido y facilidad para el tejido. Además de sus diez tonos naturales –blanco, gris, negro, marrón y beige, entre otros– la alpaca puede relucir en una imposible cantidad de colores. Y en manos de nuestros artistas, en infinitas formas, estilos y texturas.

El tejido de punto de algodón es la principal especialización del Perú. El algodón Pima es ideal para crear y elaborar prendas cómodas, vistosas y modernas. Su gran suavidad es consecuencia de su longitud y finura, además que otorga brillo y frescura a las telas. El algodón Tangüis posee gran capacidad de absorción de tintes, un atributo perfecto para el estampado.

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